CONVIVIR CON EL ERROR...Y EL ACIERTO
Hablar de
manera gratuita es una de nuestras aficiones favoritas y si es sobre los
árbitros, mucho más. Conozco a pocos aficionados que no sean unos “fenómenos” o
unos “expertos” arbitrales, de los que opinan y opinan, eso si, después de ver
repetida una jugada varias veces, desde distintos planos y con diferentes
velocidades. Cada lunes, todos son entrenadores, que hubiesen hecho este o
aquel cambio o que hubiesen utilizado una táctica mucho mejor para el equipo y también
son árbitros, “El fuera de juego fue clarísimo”, “el penalti, de libro”...
Qué
fácil es opinar desde el ventajismo, sobre todo, cuando no se ha abierto ese
librito azul de las Reglas de Juego ni una sola vez en la vida o cuando no se
ha leído ni siquiera una página, pero, eso si, de especialistas estamos
sobrados.
Claro
que existen errores, como en todas las facetas de la vida pero en qué profesión
hay un nivel de acierto por encima del 95% ?. Algún médico, arquitecto,
abogado... alcanza esos niveles ?. Si así es, me gustaría conocerles para
tenerlos muy cerca en casos de necesidad. Y así son los resultados de las
estadisticas contrastadas en datos reales, los árbitros toman un número
elevadísimo de decisiones en un partido, cuando sancionan o cuando se abstienen
de hacerlo al entender que no hay ninguna infracción y el nivel de acierto es
de sobresaliente.
¿Cuál
es el problema entonces?
Que se
magnifica el error y se obvia el acierto. Llevo toda la vida en esto del fútbol
y no recuerdo ni un solo titular donde se elogie la excelente decisión o
actuación de un árbitro, quizás porque no sea su cometido copar páginas o
captar audiencia, es posible, pero por esa misma razón, es indigno que por una
decisión errónea que hay que ver 4 o 5 veces para tener la certeza, se
crucifique a quien tiene el deber de tomarla.
Suerte
que los árbitros están vacunados contra todo esto, no al principio de sus
carreras, donde cualquier crónica “de bufanda y colores” les pone de vuelta y
media en sus primeros años y donde sé positivamente que les hace mella, pero
los que sobreviven a esto y continúan, saben que la incomprensión es algo con
lo que deben convivir diariamente y que lo suyo es trabajar y entrenar,
entrenar y trabajar, no hay otra forma de conseguir mejorar.
Veo
cientos de partidos al año, disputado entre profesionales o entre niños y la
conclusión siempre es la misma, el culpable no es otro que “el del silbato”. En
el primero de los casos, su castigo se torna en críticas feroces, rozando el
insulto muchas veces y con una trascendencia mediática enorme y, en el segundo,
el resultado lleva aparejado muchas veces, agresiones físicas y vejaciones que
es imposible entender cuando parte de quienes únicamente tienen que velar para
que sus hijos hagan deporte y crezcan en el respeto y la belleza que este
entraña.
Como
dirigente, un deseo, una petición o si me lo permitís, una exigencia, que
acabemos con esta lacra, que conozcamos que detrás del árbitro hay una persona
volcada en su profesión, con sueños de alcanzar lo más alto y que no hace más
que cumplir con su obligación.
Conozco
a muchos de ellos. Se sienten orgullosos de ser árbitros de fútbol, respetan la
disconformidad, colaboran en todo lo que se les pide, jamás ponen una pega.
Alguien ha llamado a un árbitro para que colaborase en un acto benéfico y se ha
negado?, si así fue seguro que la razón estaría más que justificada porque su
abnegación y respeto por el resto de participantes, es absoluta, jugadores,
entrenadores, directivos, público, medios de comunicación...
Seguid
así, amigos míos, porque sin vosotros nuestro fútbol desaparecería, no olvidéis
que vuestra aparición fue una necesidad total cuando no éramos capaces de
aceptar normas, ni de ser ecuánimes a la hora de aplicar una regla, continuad
siempre en esa línea de limpieza, de trabajo y de respeto, porque el respeto se
consigue respetando y vosotros lo hacéis cada semana.
Hace
años un compañero vuestro dijo: “Nunca seremos héroes pero sí villanos” y bajo
ese prisma es muy difícil realizar cualquier función en la vida, pero vosotros,
a pesar de todo, sí podréis, porque estáis hechos de una madera especial y el
fútbol en general y el andaluz en especial, os necesitará siempre.
Yo si
os transmito mi respeto y mi orgullo.