lunes, 29 de diciembre de 2014


EL DEPORTE NO ES VIOLENCIA 

Los últimos acontecimientos que han manchado nuestro deporte han despertado, de nuevo, nuestra conciencia. Lamentablemente, tienen que ocurrir sucesos como la muerte de una persona o agresiones salvajes en campos de inferior categoría para plantearnos seriamente una solución global para un problema que está vinculado, sobre todo, al fútbol. Al menos, en nuestro país, es complicado ver episodios de violencia radical en otros deportes. Es difícil encontrar algo similar en un partido de baloncesto, balonmano o una prueba atlética.

Como todos los comportamientos que tienen una raíz profunda en nuestra sociedad, debemos  atacar el problema desde diferentes flancos. El objetivo principal debe ser la formación y educación de los más jóvenes que, al final, serán los protagonistas del futuro, pero sin olvidar todos los actores que forman parte del proceso.

Desde sus primeros pasos en el deporte, nuestros hijos deben ser educados en el esfuerzo, el respeto hacia los contrarios, la solidaridad y el compañerismo. El deporte como un elemento más para el crecimiento de la persona. La competitividad mal entendida o la violencia deben ser desterradas y, para ello, es fundamental la formación.

En este aspecto, los entrenadores, los directores de grupo, deben manejar y difundir los valores necesarios para la educación de los más jóvenes. Para ello, es necesario que los técnicos adquieran la formación correcta en ese sentido. Nos encontramos entrenadores muy preparados para tal empeño y otros cuya actitud deja mucho que desear.

Otro factor fundamental es el papel de los padres. En muchas ocasiones, la violencia comienza en casa y en la grada. Hay comportamientos censurables y una presión excesiva, y mal entendida, de los propios padres hacia sus hijos. Todos hemos vivido actitudes fuera de toda lógica y educación en un campo de fútbol por parte de las personas que deben dirigir la formación de sus hijos.

Por supuesto, desde las federaciones debemos impulsar políticas de actuación al respecto. Promover la formación y educación deportiva de jugadores, técnicos, familiares y aficionados. Sancionar con dureza los comportamientos violentos y premiar las actitudes positivas en el deporte.

Para que todo ello alcance el objetivo deseado, pilares fundamentales son los medios de comunicación, encargados de difundir los valores y comportamientos que nos debemos encontrar en cualquier escenario deportivo. Junto a ellos, los profesionales y directivos deben dar ejemplo, por la repercusión que tiene su forma de actuar en todos sus seguidores.

Tenemos que tener conciencia de la magnitud del problema y la dificultad para solucionarlo. Y, sobre todo, que se trata de un problema que debemos solucionar entre todos. Solo así, y con la perseverancia a lo largo del tiempo, conseguiremos un deporte más limpio.

2 comentarios:

  1. Se te ha olvidado comentar, bajo mi humilde opinión, a los clubes y los directivos de ellos, pues son los responsables en primer lugar dee elegir a los técnicos, y de tomar medidas con los padres/madres. Todos conocemos clubes "señores" y clubes más "permisivos" con las actitudes violentas. Saludos

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    1. Tiene usted razón. Aunque creo que se interpreta en el texto la responsabilidad de los directivos, podría haber sido más explícito. Muchísimas gracias por su aportación y un fuerte abrazo

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