miércoles, 14 de enero de 2015

EL BUEN USO DE LA TECNOLOGÍA


Es evidente que la revolución que ha provocado la explosión tecnológica en la comunicación nos ha cambiado la vida. No se puede negar la inestimable ayuda que nos proporciona en nuestra vida cotidiana y, especialmente, en el trabajo. Cualquier persona, en cualquier parte del mundo, tiene acceso ilimitado a la información y posibilidad de comunicarse, por diferentes vías, acercándonos a cualquier parte del mundo, suprimiendo fronteras.
Sin embargo, la tecnología ha eliminado muchas barreras y ha creado otras. No podemos olvidar que aún hay muchas personas que, por diferentes circunstancias, no tienen acceso a ella. Es una forma de exclusión más que se produce en nuestra sociedad. Internet ha creado un mundo paralelo en el que no estamos todos, aunque esta sea una cuestión a veces pasa desapercibida para los que hemos convertido las nuevas tecnologías en un elemento más de nuestra vida.
Desde el punto de vista de la organización deportiva, sólo hace falta echar un vistazo a nuestro alrededor para comprobar que la revolución se ha producido, como casi siempre ocurre, al más alto nivel, pero otras muchas organizaciones y, por tanto personas, están, de momento, al margen de este movimiento que ha cambiado nuestra forma de concebir el mundo.
He podido trasladar esta reflexión a la realidad. En los últimos meses, he intentado acercarme personalmente, y lo seguiré haciendo, a diferentes equipos de nuestro entorno, con mayores o menores posibilidades. He llegado a la conclusión de que la tecnología es una ayuda en nuestras vidas, pero no debemos perder la cercanía y el contacto directo. Ni se transmite ni se recibe la información de la misma forma. 
Nadie puede expresar sus sentimientos, sus problemas o sus inquietudes a través del ordenador o el móvil. Si nos quedamos en la frialdad y en la lejanía del despacho, nunca conoceremos la verdad. Se trata de escuchar, y de mirarnos cara a cara, y de comprobar in situ la realidad de cada lugar, cada club o cada persona. También se trata de sentir la satisfacción ajena cuando se resuelve un problema o compartir la decepción cuando no es posible. Así de simple.
Por tanto, por experiencia propia, las nuevas tecnologías nos deben servir de apoyo, pero nunca sustituir nuestra vieja y eficaz forma de comunicarnos. Somos personas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario