Violencia de género
en el fútbol
En los últimos meses, la LFP está llevando a cabo una
campaña contra la violencia y los insultos en los estadios de fútbol.
Realmente, es una iniciativa que, no es perfecta en las formas, pero, en el
fondo, todos deberíamos coincidir en la necesidad de un buen y educado comportamiento.
Sin embargo, seguimos
mirando hacia otro lado con la violencia que, semana a semana, aparece en el
fútbol modesto. Por ello, el error más importante es que se ha comenzado la
casa por el tejado, abandonando, como casi siempre, los cimientos, el fútbol
base. Realmente, preocupa más lo que más repercusión tiene en los medios de
comunicación.La agresión, física y verbal, a una árbitra de 18 años en un
partido de juveniles, en Granada, nos debe hacer reflexionar sobre la forma de
abordar un asunto tan preocupante. En una sociedad que intenta perseguir con
dureza una de sus lacras, la violencia de género, vuelve a ser protagonista un
episodio dantesco que, desafortunadamente, se repite cada fin de semana, al
margen del género o la edad de la víctima. En este caso, los supuestos
agresores son el presidente de un club y la madrastra de un jugador. Agresión a
una joven de ¡sólo 18 años! Mayor de edad, casi una niña.
Es evidente que en la educación y la formación está la
solución, pero, es imposible concienciar a todas las personas que acuden a un
espectáculo futbolístico y en un corto espacio de tiempo. Además, hay casos
perdidos. Por ello, urgen medidas para evitarlo. Mientras alguien encuentra la
pócima mágica, si es que existe, el endurecimiento de las sanciones con este
tipo de comportamientos es esencial. La ley debe ser implacable y su ejecución
rápida.
Por supuesto, si ocurre cada semana, es que las medidas de
seguridad son insuficientes e ineficaces. Cada jornada tenemos noticia de un
episodio de violencia que tardamos un par de días en olvidar. Nos llega la noticia si se produce una
agresión de envergadura, pero consideramos de uso común el insulto o la
vejación que se produce cada fin de semana con los árbitros en los diferentes
niveles. Es necesario un planteamiento al más alto nivel para solucionar un
problema que está en la raíz. Desgraciadamente, hasta que no ocurra algo
irremediable, no se tomarán las medidas necesarias.
Cada día conocemos medidas antiviolencia, partidos de alto
riesgo, reunión de comisiones, de clubes o de dirigentes por una sanción, una
pancarta o un cántico, pero sin mirar hacia abajo. Si después de todo esto, cada
semana, la violencia, en todas sus formas, aparece en los partidos modestos,
independientemente del género y la edad de los contendientes, es que el sistema
no funciona. No le den más vueltas.
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