miércoles, 3 de febrero de 2016


Violencia de género en el fútbol

En los últimos meses, la LFP está llevando a cabo una campaña contra la violencia y los insultos en los estadios de fútbol. Realmente, es una iniciativa que, no es perfecta en las formas, pero, en el fondo, todos deberíamos coincidir en la necesidad de un buen y educado comportamiento.

 Sin embargo, seguimos mirando hacia otro lado con la violencia que, semana a semana, aparece en el fútbol modesto. Por ello, el error más importante es que se ha comenzado la casa por el tejado, abandonando, como casi siempre, los cimientos, el fútbol base. Realmente, preocupa más lo que más repercusión tiene en los medios de comunicación.La agresión, física y verbal, a una árbitra de 18 años en un partido de juveniles, en Granada, nos debe hacer reflexionar sobre la forma de abordar un asunto tan preocupante. En una sociedad que intenta perseguir con dureza una de sus lacras, la violencia de género, vuelve a ser protagonista un episodio dantesco que, desafortunadamente, se repite cada fin de semana, al margen del género o la edad de la víctima. En este caso, los supuestos agresores son el presidente de un club y la madrastra de un jugador. Agresión a una joven de ¡sólo 18 años! Mayor de edad, casi una niña.

Es evidente que en la educación y la formación está la solución, pero, es imposible concienciar a todas las personas que acuden a un espectáculo futbolístico y en un corto espacio de tiempo. Además, hay casos perdidos. Por ello, urgen medidas para evitarlo. Mientras alguien encuentra la pócima mágica, si es que existe, el endurecimiento de las sanciones con este tipo de comportamientos es esencial. La ley debe ser implacable y su ejecución rápida.

Por supuesto, si ocurre cada semana, es que las medidas de seguridad son insuficientes e ineficaces. Cada jornada tenemos noticia de un episodio de violencia que tardamos un par de días en olvidar.  Nos llega la noticia si se produce una agresión de envergadura, pero consideramos de uso común el insulto o la vejación que se produce cada fin de semana con los árbitros en los diferentes niveles. Es necesario un planteamiento al más alto nivel para solucionar un problema que está en la raíz. Desgraciadamente, hasta que no ocurra algo irremediable, no se tomarán las medidas necesarias.

Cada día conocemos medidas antiviolencia, partidos de alto riesgo, reunión de comisiones, de clubes o de dirigentes por una sanción, una pancarta o un cántico, pero sin mirar hacia abajo. Si después de todo esto, cada semana, la violencia, en todas sus formas, aparece en los partidos modestos, independientemente del género y la edad de los contendientes, es que el sistema no funciona. No le den más vueltas.

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