FÚTBOL PARA TODOS
Las profundas transformaciones que se han
producido en nuestra sociedad en los últimos años nos llevan a plantearnos una
reflexión: ¿Todos somos iguales y tenemos las mismas posibilidades en la
práctica deportiva? Evidentemente, no. Las desigualdades han aumentado y están
afectando a las familias, las niñas y los niños, con menos recursos.
En los últimos quince años, el deporte se
ha convertido, en muchas ocasiones, en un artículo casi de lujo.
Paulatinamente, la práctica en la calle, el juego natural, se ha ido perdiendo
y ha dado paso a las escuelas deportivas o a formar parte de las actividades
extraescolares de los niños. (“Antes
teníamos casas pobres y calles ricas, ahora tenemos casas ricas y calles pobres”
Iván Rodríguez Pascual. Universidad de Huelva). La tecnología y el cambio de
costumbres en los juegos infantiles han contribuido decisivamente a ello. Esta
nueva fórmula se ha convertido en un método de exclusión social para los niños
que, quieren hacer deporte, pero los recursos económicos de su familia no les
permiten pagar una cuota. Antes, todos éramos iguales ante el deporte; ahora,
las diferencias son insalvables. Es una forma de discriminación como otra
cualquiera.
En este sentido, hay que resaltar la
impagable labor que realizan los clubes para la formación de futuros
deportistas o, simplemente, para ayudar a que nuestros niños sean más sanos
mental y físicamente. Ponen a nuestra disposición monitores con titulación,
material y equipamiento deportivo, instalaciones… Todo con mucho esfuerzo, cariño,
dedicación y un coste importante.
Es evidente, que este aspecto las
administraciones tienen la responsabilidad de ayudar a cubrir las necesidades
básicas de muchas familias ahogadas por la crisis, pero el deporte, en el siglo
XXI, es una necesidad más. No sólo es salud, es integración y socialización.
Las administraciones deben incluir el apoyo y la ayuda a todas las
organizaciones y clubes que fomenten la práctica deportiva, y facilitar el
acceso al deporte a familias que, por su situación económica, se ven obligadas
a tener otras prioridades en la vida diaria.
En estos tiempos que corren, nos
planteamos casi todos los días si somos iguales ante la ley, pero deberíamos
estar convencidos de que todos tenemos las mismas posibilidades en el deporte.
Totalmente de acuerdo, las instituciones, administraciones y responsables sociales deben darse cuenta de la importancia del deporte, en lineas generales, para las nuevas generaciones.Es en ese aspecto donde deben llevarse los recursos, de todo tipo, que se generen y, porqué no, lograr aportaciones de las entidades profesionales para que se puedan desarrollar nuevos deportistas que, con el tiempo, engrosen sus plantillas. Un estudio franco, sincero y veraz sobre posibilidades de mecenazgo de instituciones en ayuda de las entidades, que sin animo de lucro, llevan a cabo actividades, no solo formativas, sino de caracter social y, poruqe no decirlo, caritativo en estos tiempos de crisis y situaciones familiares muy deterioradas. Eso es cosa de todos y de todas tanto entidades, federaciones,clubes etc...
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